
Recibimos muchas llamadas de personas preocupadas, en situaciones difíciles, y algunas transmiten enorme ternura y desasosiego por el futuro de su familia animal; y no son solo las palabras. Julio, casi octogenario, nos contactó hace tiempo porque donde tenía que irse no podía llevar a su compañera Soya. Tras nueve años de vivencias y apoyo, la situación les obligaba a separarse, Julio buscaba un sitio cerca, para retrasar lo más posible la fecha, para igual poder visitarla…El en Almería, nosotras en Madrid, lo de las visitas no iba a ser muy factible. Estuvimos en contacto unas semanas y finalmente nos llamó: “Hola, sois lo menos malo que he encontrado para mi Soya, ¿os la llevo?”, por extraño que os suene, había mucho cariño en sus palabras.

Y Soya está en FEEL, y es tierna y alegre, y se pega carreras y dormita al sol, con abrigo que Madrid no es Almería. Y Julio no la visita, pero sabe de ella, y la ve en fotos y videos, y dice que la ve contenta. Y nosotras pensamos que en cuanto encontremos una familia que la quiera y cuide, habrá mucha tranquilidad para ambos.